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sábado, 29 de agosto de 2015

Historia de las teorías conspirativas


Desde los relatos mitológicos hasta los más recientes escándalos políticos y corporativos, la idea de conspiraciones parece haber acompañado a la humanidad desde los comienzos mismos de las civilizaciones.
En Estados Unidos, por ejemplo, las encuestas dicen que el 80% de las personas cree que Lee Harvey Oswald no actuó solo en el asesinato de J.F.Kennedy.
Hay también un 46% que percibe una conspiración japonesa para destruir la "economía americana", mientras otro 41% está seguro de que la Fuerza Aérea de su país oculta pruebas sobre contactos con platos voladores y extraterrestres. 


Para el Dr. Patrick Leman, psicólogo de la Universidad Royal Holloway de Londres, uno no necesita estar delirando o padecer alguna enfermedad mental para adherirse a alguna de las tantas teorías conspiracionistas que circulan en el mundo.
"Mi investigación sugiere que la gente tiende a pensar que un acontecimiento significativo o de gran magnitud tiene que estar causado por algo similar en cuanto a su magnitud, significado o poder", dice el experto.
En otras palabras, la idea de una "conspiración" viene a llenar un vacío cuando no encontramos respuestas coherentes con nuestra necesidad de dar una explicación racional a un acontecimiento, como el hecho de que un accidente automovilístico cause la muerte de una princesa.

De lo social a lo político
Pero a las creencias personales se suman los factores sociales.
Según Leman, son los grupos minoritarios o aquéllos que se sienten ajenos a los sectores mejor posicionados en la sociedad, los más propensos a creer en conjuras.


Pero algunos observadores destacan que lo particular de nuestro tiempo es cómo las ideas de "conspiraciones" comienzan a penetrar cada vez más en el terreno político.
Peter Knight, profesor de Estudios Americanos en la Universidad de Manchester, sostiene que el término "teoría de la conspiración" es relativamente nuevo.
A fines del siglo XVIII, la idea de vastas conjuras comenzó a difundirse cuando, por ejemplo, algunos empezaron a vincular a sociedades secretas como la Masonería o los Illuminati con la Revolución Francesa.
De rojos a federales
El término "teoría de la conspiración" aparece por primera vez en un artículo de historia en 1909 y empieza a cobrar cuerpo en la década de los 60, impulsada en parte por algunos filósofos y científicos escépticos.
Sin embargo, habrá que esperar hasta 1997 para que el Diccionario de Oxford lo incluya en su edición, ilustra Knight.


Pero si bien muchos dudaron en su momento sobre el asesinato de Kennedy, los "conspiracionistas" fueron adquiriendo mayor presencia a medida que se revelaban escándalos políticos y corporativos en los 70, siendo el caso Watergate uno de los paradigmáticos.
Lo interesante del fenómeno en EE.UU. -explica Peter Knight- es que el objetivo de los conspiracionistas parece haber virado del "temor rojo" que alimentó el Macartismo de la Guerra Fría, al "temor federal", esto es una profunda desconfianza a todo lo que provenga del propio gobierno.

La conjura de Hollywood
Otro aspecto particular es la aparición de una "cultura conspiracionista" en el mundo del entretenimiento, particularmente en la industria de Hollywood, con películas como "JFK" de Oliver Stone, o "Conspiracy Theory" protagonizada por Mel Gibson y Julia Roberts.
"Creo que los más potentes blancos de los conspiracionistas son aquellos hechos desproporcionadamente trágicos", dijo a la BBC Frank Spotnitz, guionista de la serie de televisión X-Files (Los expedientes secretos X). 

"Creo que están en todo su derecho de buscar una razón más válida que explique sus causas", agregó.
El hecho de que la industria del entretenimiento se haya hecho eco de estas líneas de pensamiento, ha llevado a que las "teorías de la conspiración" se difundan a nivel global y a que disminuya el uso de adjetivos como "subversivas" o paranoicas con las que solía descalificárselas.



Después del 11-S
Según Peter Knight, de la Universidad de Manchester, el auge de esta línea de pensamiento en EE.UU. es directamente proporcional a la pérdida de confianza en sus autoridades. 

"Las encuestas muestran que a comienzos de la década de los 60, el 75% de la población creía en su gobierno, pero en los 90 la cifra se había reducido al 25%", recuerda el catedrático quien publicó varias obras sobre este tema.
Indica además que "hubo un resurgir de esa confianza inmediatamente después del 11 de septiembre, pero volvió a perderse con la guerra en Irak".
Según el catedrático, la evolución de la llamada "guerra contra el terror", sumado a las demoras de la Casa Blanca y el Pentágono en dar respuestas concretas y rápidas a muchas interrogantes, condujo a que aumentaran los adherentes a la "teoría de la conspiración".
Por otra parte, quienes sostienen esta línea de pensamiento y se oponen a la "versión oficial" del 11-S, comienzan a organizarse en movimientos y organizaciones que buscan ejercer presión sobre la opinión pública y los partidos políticos.
Otorgando el beneficio de la duda y sin formular juicios, a los medios de comunicación sólo les queda su misión de abrir las puertas a todas las voces para conseguir su fin: que la verdad no sea asesinada.

 

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