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jueves, 14 de agosto de 2014

Hablarle a tus hijos podría ser tu mejor inversión educativa


 A la edad de tres años, un niño de escasos recursos ya ha escuchado 30 millones de palabras menos que uno de altos ingresos. Muchos expertos aseguran que disminuir esta brecha inicial, podría reducir muchas otras brechas educacionales entre ricos y pobres.

La cantidad de palabras que un niño escuche en sus primeros años, determinará el éxito académico que este tenga más tarde en la vida.

Y aunque parezca un poco obvio, la ciencia viene comprobando desde 1995 cuán importante son el número de palabras a los que los niños están expuestos en sus primeros años de vida.
El problema es que no todos los niños escuchan la misma cantidad de palabras.  A la edad de tres años, un niño de escasos recursos promedio ya habrá escuchado 30 millones de palabras menos que un niño con familias con padres profesionales. Muchos programas educativos empiezan cuando los niños cumplen cuatro años y según estas investigaciones, la ayuda estaría llegando demasiado tarde.

Según el diario The New York Times, el cerebro es impulsado con la continua interacción del niño con padres y cuidadores (ya sean profesionales de la educación, familiares, niñeras), desde el nacimiento. Lamentablemente, según estadísticas, los niños con familias de mayores recursos ya vienen aventajados en este tema también desde antes de los dos años: conocen o han escuchado muchísimas más palabras, ya que

los padres con mayores ingresos interactúan más con sus hijos

y cuentan con un capital cultural mayor (un lenguaje más rico, mayores conocimientos académicos, mejor preparación para debatir y explicar ideas, por ejemplo).

"Esa desventaja es casi irreversible", asegura Kenneth Wong, profesor de Políticas Educativas en la Universidad de Brown.

La brecha explica en parte, porque un padre de bajos recursos, que muchas veces tiene dos trabajos o que debe pasar gran parte del día en el transporte público, no tiene tiempo para estar alrededor de su hijo, o tiene menos energía cuando ya está en su casa. Y crece también, según The Atlantic, porque unos padres que no pueden costearse comprar un elefante de peluche, no tendrán nunca muchas razones para hablar de elefantes.

Sólo hay que empezar a hablar



Afortunadamente, es posible arreglar esta situación.

Sólo hay que concientizar a los padres

 para que empiecen a hablar más con sus hijos. En Estados Unidos ya hay muchas organizaciones que están informando sobre esta súper herramienta (que además es gratuita) para las familias con menos dinero.

Providence Talks por ejemplo, es una organización que está interviniendo en los niños de la ciudad de Providence desde el nacimiento hasta los cuatro años, para acabar con esta brecha de las 30 millones de palabras. Esta iniciativa ha llamado la atención a nivel de país.

La idea es que cuando entren a kindergarten, todos los niños estén al mismo nivel. Para hacer esto, realizan talleres y visitas a las casas para enseñarle a los padres a hablarle a sus hijos y también para instruirlos en cómo se debe hacer eso.

Pero también y por tres años, estarán investigando con la ayuda de un dispositivo de grabación (financiado por Bloomberg Philantropies) que identificará la intensidad en la comunicación entre padres e hijos. Los bebés y niños pequeños de Providence lo llevarán consigo dos veces al mes (como parte de su ropa) por 12 a 16 horas. La grabadora luego se lleva al computador donde un software automáticamente convierte el audio en tablas de información, que luego los especialistas pueden usar para enseñarle a los padres cómo hablarle a sus hijos más a menudo.

Susan Landry, directora del Children Institute de la Universidad de Texas en Houston y quien desarrolló un programa similar al de Providence, asegura que muchísimas madres jóvenes se acercaban a ella y le comentaban: “no sabía que tenía que hablarle a mi bebé hasta que ellos pudieran decir una palabra y hablarme a mí”, comentó.

El diario The New York Times, que cita a distintos educadores, concuerda con esto y asegura que hay muchos padres que simplemente no saben que al hablarle a sus hijos, al leerle un cuento, al jugar con ellos cuando son muy chicos, están colaborando con su desarrollo.

La directora de Too Small To Fail, Ann O'Leary, iniciativa que busca acortar esta brecha existente alrededor del mundo, asegura que la mejor manera de llevar a cabo esto es realizar esfuerzos constantes en casa.

“De la misma manera en que decimos que debes alimentar a tu hijo, lavarle los dientes,

deberías estar estimulando su cerebro hablándoles, cantándoles y leyéndoles”

, aseguró a The New York Times. “Queremos que pase de ser algo opcional, a una actividad que deba hacerse de manera obligatoria", explica.

En el caso norteamericano, estas actividades suceden en mucho menor nivel entre las personas más pobres y también los inmigrantes. Por lo mismo, esta organización está experimentando con distintos mensajes en medios de comunicación (especialmente enfocados a latinos) y en distintas ciudades, con mensajes para recordarles a los padres esto. “Hablar es enseñar”, “Las palabras llevan la mente de tu niño a la vida”, “aliméntame con palabras”, son alguno de los mensajes.

“Todo padre puede hablar”, asegura la doctora Dana Suskin, cirujana de la Universidad de Chicago y quien lidera otra gran iniciativa dedicada a este tema, Thirty Million Word Iniciative, que también realiza visitas a hogares y crea campañas públicas informando sobre este tema.

Cómo hablarle a un bebé



La iniciativa 30 Million Words da tres consejos para aprender a comunicarse de manera correcta con los niños más pequeños.

1. Estar en sintonía: Para hacer esto recomiendo poner atención en lo que bebé o niño pequeño se esté concentrando, ya sea mientras se está comunicando contigo o no.

2. Hablar más: recomiendan hablar usando muchas palabras descriptivas para construir su vocabulario.

3. Tomar turnos: De esta forma el niño estará participando en la conversación.

Además, los expertos recomiendan hablar tan a menudo como sea posible. La mejor forma es mirar al niño lo más atentamente que se pueda y reforzarle las palabras y los objetos que tiene a su alrededor. También las actividades cotidianas, se le está vistiendo por ejemplo es bueno ir diciendo "ahora ponemos los calcetines y ahora ponemos los zapatos", mientras se vaya haciendo.

Es bueno también exponerlo a ambientes y situaciones nuevas. Si lo llevan a dar un paseo es positivo ir indicándole cosas que ven a su alrededor, enseñándole como se llaman. Recomiendan hablar de forma simple, usando frases cortas y enfatizando las palabras clave.

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¿Le hablas a tus hijo pequeño? ¿Crees que es importante adoptar esto en el país?
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