Bueno aparte de manipular a los peruanos con sus medios de comunicación, ahora se viene esto:
Llama la atención el editorial de El Comercio del domingo 4 de enero
de 2015 bajo el título “El negocio seguro de Petro-Perú”, no tanto
porque pretenda denostar de cualquier actividad empresarial de la
estatal peruana de petróleo, lo que viene haciendo desde tiempo atrás,
sino por la oportunidad de su publicación. Resulta que la poderosa Graña
y Montero Petrolera (GMP), cuyos dueños están ligados familiarmente al
grupo El Comercio, ganó hace pocos días la buena pro para la
explotación de los lotes petroleros III y IV ubicados en Talara, región
Piura. La concesión de ambos lotes durará 30 años. En la actualidad, GMP
ya opera los lotes I y V. Con los lotes III y IV, la empresa tendrá
alrededor del 6% de la producción total nacional de petróleo, con una
producción promedio de 4,400 barriles al día.
El editorial de El Comercio critica cualquier proyecto empresarial de
Petro-Perú, pasado, presente o futuro, sin mencionar que han sido,
precisamente, los candados que ha puesto en los últimos 25 años la
política económica neoliberal que promueve, lo que ha impedido que se
desarrolle nuestra petrolera estatal. Como hemos dicho ya en diversas
oportunidades el Perú es uno de los pocos países de América Latina que
no cuenta con una empresa petrolera estatal poderosa que asegure la
soberanía energética del país. Países con políticas económicas tan
diferentes como México, Venezuela, Brasil, Chile, Colombia y Argentina,
tienen muy importantes empresas petroleras estatales –varias de ellas
paradójicamente con inversiones en el Perú- que son potenciadas por sus
gobiernos para asegurarse los recursos para su desarrollo. Como
consecuencia de esta política anti Petro-Perú, la producción de petróleo
ha descendido de 165 mil a 65 mil barriles diarios, haciéndonos
crecientemente dependientes de la importación de este combustible
fundamental.
A diferencia de las otras petroleras estatales de la región a
Petro-Perú, con el beneplácito de El Comercio, se le cortan las alas. El
precio que le hacen pagar por la ampliación y modernización de la
refinería de Talara (ley 30130) es la exclusión de cualquier operación
de endeudamiento mientras no pague el préstamo para los trabajos de esa
refinería. Esto supone dejarla fuera del negocio de la explotación, de
altos márgenes de ganancia y arrinconarla en la refinación de márgenes
mucho más bajos. Por esta razón también se ha evitado en los últimos dos
años sacar a licitación los lotes petroleros cuyos contratos se vencían
(II, VI, VII, IX y XV) y se ha ajustado la legislación para evitar que
Petro-Perú estuviera tentado de volver a participar en la explotación de
estos lotes que en el pasado fueron suyos.
Sin embargo, Luis Ortigas, presidente de Perú-Petro, afirmó que las
bases del concurso establecen que la compañía estatal Petro-Perú tiene
la opción de una participación hasta de 25% en los contratos que han
concesionado los lotes III y IV a GMP. El directorio de Petro-Perú tiene
un plazo máximo de 90 días para decidir si tomará o no dicha
participación. Asumir el 25% le serviría para fortalecer la economía de
la empresa petrolera estatal y ayudaría a pagar el préstamo de Talara.
A estas alturas nuestra pregunta inicial continúa flotando en el
ambiente ¿Qué negocio tiene El Comercio en Petro-Perú? Este es un
período delicado, en el cual el directorio de la empresa estatal tiene
que tomar una decisión de participación hasta de 25% en los contratos
que han concesionado los lotes III y IV a GMP. ¿Apunta el decano a
influenciar esta decisión? Esperemos los próximos días y semanas y
veremos si por lo menos en esta oportunidad se deja a Petro-Perú, aunque
fuere como socio minoritario, participar en el negocio de la
explotación del petróleo, como la empresa pública y peruana que es.
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