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viernes, 31 de julio de 2015

Pastor Chiribaya, el otro perro peruano//CULTURA CHIRIBAYA-->ILO MOQUEGUA

Fueron descubiertos en un cementerio para perros, en la provincia de Ilo - Moquegua.


El conocido perro peruano sin pelo en uno de los emblemas de nuestro país. No obstante, según el investigador Duccio Bonavia, en la época incaica los cronistas describieron hasta seis diferentes tipos de canes.
Uno de ellos es el pastor Chiribaya, un perro cuyos restos momificados fueron descubiertos por la doctora Sonia Guillén, en la zona de Ilo, Moquegua, a comienzos de los años 90.
Rompiendo todo esquema, estos animales fueron descubiertos en un cementerio para perros. No se conoce nada parecido en nuestro país, ni se tiene noticias sobre otros lugares del mundo donde existan sitios antiguos destinados exclusivamente para el entierro de los canes.



Las investigaciones arqueológicas realizadas en Ilo, por el Centro Mallqui, han puesto al descubierto que los antiguos Chiribaya que poblaron este estrecho valle hace mil años también se dedicaron a la ganadería de llamas y alpacas. Para esta productiva actividad económica contaban con la ayuda de perros pastores.
A su muerte, estos fieles compañeros recibían un trato especial para su viaje al otro mundo. Eran envueltos en telas y acompañados de comida a modo de ofrendas en sus tumbas. Esto refleja el aprecio que tenían.

Los animales encontrados son muy distintos del perro peruano sin pelo. Los pastores Chiribaya tienen abundante pelaje, orejas semi caídas, el hocico fuerte y cabeza similar al del pastor ovejero o alemán. Sus 'patas de liebre' y el hecho de ser más largos que altos le dan características de trotador. Los especialistas están convencidos que fue un perro de trabajo dedicado al pastoreo de llamas y otros camélidos, en el seno de la cultura Chiribaya.
Hoy, los estudios anatómicos y genéticos pérmiten afirmar que el perro pastor Chiribaya está aún entre nosotros esperando que su linaje sea recuperado y vuelva a ocupar el lugar que tuvo en la antiguedad.
Momias de los perros Chiribaya se pueden apreciar en el Museo Chiribaya en el distrito de El Algarrobal, en Ilo, el cual también ofrece una visión de la gente que se estableció en esta zona y llegó a desarrollar una importante cultura.





Cultura chiribaya

 La cultura Chiribaya se desarrolló en la parte centro-sur de los Andes centrales, en el actual Perú, entre los años 900 y 1350 que corresponde al periodo Intermedio Tardío.

Ubicación

El núcleo de esta cultura, fue en la cuenca del río Osmore que se ubica en el distrito del Algarrobal, provincia de Ilo, logrando una expansión por el norte con el Valle Tambo (Arequipa). Por el sur hasta el valle de Azapa (Chile) y hacia las partes altas 3000 m.s.n.m. aprox.. Su población se dedicó a la agricultura, la ganadería, la pesca y el comercio. Tuvieron fuertes relaciones con etnias vecinas como churajón, colla y chewbaca, a quienes abastecían de maíz, pescado, frutas, moluscos y fertilizantes (el guano de isla).

Hacia el año 1350 esta cultura fue anexada al Imperio incaico.

Organización social

Los chiribaya no eran una sociedad compleja, y los que mandaban eran jefes o caciques locales con sus familias. Vivían de la agricultura, la ganadería y la pesca y poseían una tecnología bastante avanzada. Sus casas eran de barro y caña y por eso no se han conservado. Probablemente existían algunas diferencias de estatus y, posiblemente, una elite. En esa sociedad las diferencias de clase no eran tan marcadas como en otros grupos.

Agricultura
Cultivaron principalmente la maíz, destacando también el fréjol, el camote, el jáquima, la yuca y el zapallo chaira; y frutos como la guayaba, la cúrcuma y el pacay.

Ganadería

Representada por tres tipos de camélidos: las llamas, las alpacas y las vicuñas. Esta actividad se daba principalmente en los pastizales naturales de las lomas costeras, para lo cual desarrollaron una raza especial de perro: el pastor chiribaya.

Pesca

Esta actividad otorgó la dieta alimenticia básica de la población Chiribaya en la recuperación de mariscos y captura de pescado.

Arte

Dentro de las actividades de los chiribayas encontramos trabajo en metales, madera, piedra y fibra de vegetales como la totora.

Esta variada producción servía como medio de intercambio con artículos del altiplano y de las selvas orientales.

 UN CASO PARECIDO EN VENEZUELA

 
VENEZUELA SALVÓ A UNA RAZA CASI EXTINGUIDA: raza "MUCUCHÚ", SALVADO GENÉTICAMENTE, está a punto de inscribirse como una raza en KENNEL CLUB

 El finado presidente evitó la extinción de los mucuchíes, llamados así por el pueblo andino donde se originó esa raza hace 400 años, cuando asignó fondos en el 2008 para que se reprodujesen los 23 pura raza que quedaban y le encantaba hablar de Nevado, el perro que acompañó a su gran ídolo, el Libertador Simón Bolívar.

"Cada vez que Chávez recibía a un presidente extranjero su oficina me llamaba para que trajera a los perros", declaró Wálter Demendoza, presidente de la Fundación Nevado, que trabaja en la preservación de la raza. "Quería que el perro fuese conocido en el mundo entero como un símbolo de la nación".

El interés en esa raza se acentuó luego de que la presidenta argentina Cristina Fernández reapareciese en público en noviembre tras una operación del cerebro acompañada de un cachorrito peludo, blanco, que le regaló un hermano del ex-Presidente venezolano Hugo Chávez.

 Nicolás Maduro, le dio a una campaña del gobierno para rescatar perros callejeros el nombre del mejor amigo del Libertador.

Hoy hay casi 200 mucuchíes de pura raza y la Organización Canina Mundial se apresta a reconocerlos oficialmente como una raza.

La generación más reciente, incluidos los padres del nuevo "primer perro" de Argentina, vive en los páramos del extremo norte de Los Andes en Venezuela.

Fue allí, en el pueblo Mucuchíes, a 3.000 metros (9.843 pies) de altura, que se produjo el encuentro canino más importante en la historia de Venezuela. La leyenda dice que en 1813 el ejército de Bolívar se acercaba a una granja cuando sus soldados fueron parados en seco por un gigantesco perro guardián que les gruñía en forma amenazante. Los rebeldes estaban a punto de matar al animal cuando Bolívar, maravillado con la belleza y bravura del perro, intervino y evitó que le disparasen.

"Iban a matarlo como un fiero, pero el Libertador los paró", afirmó Edgar Albarrán, un criador de mucuchíes que recibe a turistas con una ruana de lana roja y un sombrero de paja, la indumentaria tradicional de la región.

El dueño de la granja le regaló el animal a Bolívar, que lo bautizó Nevado por su piel blanca, similar a la de los picos nevados de Los Andes. Los dos se hicieron inseparables, excepto por la vez en que Nevado fue capturado brevemente por los españoles con la intención de tenderle una trampa al Libertador.

El perro murió en la última batalla de la guerra de la independencia de Venezuela en 1821. Si bien se le erigió una estatua en la plaza principal de Mucuchíes, casi nadie se acordaba de él. Los turistas que visitan el pueblo a menudo lo confunden con un San Bernardo.

Los mucuchíes, de hecho, están más emparentados con otro animal del montaña, el mastín del Pirineo, traído por los conquistadores españoles y usado como perro pastor.

En América Latina abundan las razas distintivas, desde el chihuahua mexicano hasta el perro sin pelo del Perú, pero ninguno tiene la importancia histórica de los mucuchíes, según Rafael Malo Alcrudo, juez de concursos de perros español que ha ganado premios como criador del mastín del Pirineo.

"Es una raza extremadamente noble", expresó Malo Alcrudo, quien visitó las perreras de la Fundación Nevado en el 2012.

En Mucuchíes, mientras tanto, lejos de la política, el semental Orinoco parece ajeno a su misión patriótica de preservar la raza. Parado junto al criador Albarrán, estira su enorme pata para jugar con los niños o con cualquiera que se le acerque.

"¿Cómo está tu novia?", le pregunta en broma Albarrán, dándole la espalda cuando el animal, lengua afuera, se para en dos patas y queda casi tan alto como él. "Huele a una de sus novias y por eso está inquieto".

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