Hace unos días en Twitter, una biblioteca se ofreció como refugio para aquellos escolares que no podían enfrentar la angustia.
En Japón, el suicidio es la causa principal de muerte en la población cuyas edades fluctúan entre 15 y 39 años. Además, de los 18,048 niños que se quitaron la vida entre 1972 y 2013, 92 lo hicieron el 31 de agosto, 131 el 1 de septiembre y 94 el 2 del mismo mes. Este gráfico es más que elocuente:
¿Por qué este día es elegido por varios menores en Japón para suicidarse? Este pico sombrío en las estadísticas está vinculada a la fecha de inicio del segundo semestre del año escolar, cuando las vacaciones de verano han terminado.
Las cifras también fueron elevadas en abril, cuando comienza el primer semestre en el calendario escolar de Japón.
“El largo descanso de la escuela permite que te quedes en casa, esto es el cielo para los que son intimidados”, afirmó Nanae Munemasa, una adolescente de 17 años que pensó en quitarse la vida para acabar con el ‘bullying’ contra ella y que contó su historia a CNN.
Nanae dejó el colegio y su madre la apoyo. “No creo que la escuela sea un lugar donde tengas que arriesgar su vida para ir”, contó la progenitora de la menor.
La elevada incidencia de suicidios el 1 de setiembre es algo que conocen los maestros de Japón. Incluso, hace unos días el bibliotecario Maho Kawai de la ciudad de Kamakura ofreció su lugar de trabajo como “refugio” de los niños que no aguantaban la angustia por el regreso a clases.
“Nadie te dirá nada si pasas todo el día aquí. Piensa en nosotros como un refugio si estás pensando en elegir la muerte antes que regresar a la escuela en septiembre”, decía el mensaje que —hasta el cierre de esta nota— tenía más de 100,000 ‘retuits’ y era el ‘favorito’ de 81,000 usuarios.
Shikoh Ishii creó hace 17 años la fundación sin fines de lucro llamada Zenkoku Futoko Shimbun Sha y que edita un periódico que apoya a los jóvenes que no quieren ir a la escuela el 1 de setiembre.
Ishii reconoció que él escribió una nota suicida cuando estaba en segundo de secundaria, cuando no pudo entrar a una escuela secundaria de prestigio. Lo que lo salvó fue que sus padres hallaron el escrito y le permitieron quedarse en casa.
Las palabras japoneses para nombrar al examen de ingreso incluyen el término ‘guerra’ y eso es lo que esa prueba, una “batalla” feroz entre niños nipones que deben afrontar la alta competencia en su vida escolar y el acoso de los ‘bravucones’, algo que algunos no soportan y optan por el suicidio.
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