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domingo, 11 de octubre de 2015

Salud mental: planean construir 250 centros en todo el país

La reforma de salud mental, cuyo reglamento fue aprobado esta semana, propone un centro por cada 100.000 habitantes 

 

Nora ha viajado a Lima desde Ica durante los tres últimos años para que su hijo de 22 años se trate la esquizofrenia que sufre en el Instituto Nacional de Salud Mental(INSM). Los viajes, la alimentación, los medicamentos y psiquiatras le han costado unos S/.10.000. Sin embargo, venir a Lima es su única opción, pues en su ciudad natal no se atiende la esquizofrenia.
Los hospitales del país no están preparados para tratar trastornos mentales porque no tienen las instalaciones ni el personal médico y de enfermería especializado para ello. De hecho, hay un déficit de 500 psiquiatras en todo el país. Ampliar la cobertura y mejorar la atención de enfermedades mentales como la esquizofrenia es lo que se ha propuesto el Ministerio de Salud (Minsa) con la nueva modalidad de atención en salud mental, cuyo reglamento fue aprobado esta semana.
La reforma
El objetivo es implementar una red de atención de salud mental en regiones y distritos del país, con la construcción de un centro de salud comunitario por cada 100.000 habitantes. Cada uno estará equipado con 20 profesionales. “Con ello se busca que las personas que sufren estos trastornos no tengan que venir a los hospitales especializados de Lima [Instituto Nacional de Salud Mental, Hospital Víctor Larco Herrera y Hermilio Valdizán]”, dice a El Comercio Yuri Cutipé, director de Salud Mental del Minsa.
Hasta el momento se han implementado 22 centros en el país, 16 en provincias y seis en Lima. El objetivo es alcanzar los 250 en un período de diez años.
Este modelo de salud mental, implementado con éxito en Chile hace 20 años, también supone incrementar el número de psiquiatras en los hospitales generales, a través de mayores incentivos económicos y profesionales. Asimismo, considera ampliar la cobertura de medicamentos psiquiátricos, construir hogares o residencias para personas con discapacidad mental en abandono, así como centros de rehabilitación psicosocial y laboral.
Un mal incomprendido
Hablar de trastornos mentales es ingresar a un terreno peliagudo. El hecho de que sus causas biológicas aún no sean identificables o que su presencia no sea tan visible, como la de una neumonía, los han colocado al final de la cola de la atención de salud.
Sin embargo, una parte importante de la población los padece. En Lima, por ejemplo, el 11,8% sufre de algún trastorno mental, los más comunes son la depresión (6,2%), el abuso de sustancias (3,2%) y los trastornos de ansiedad (2,9%), según un estudio reciente del INSM.
En el caso de la depresión, por ejemplo, esta afecta el estado de ánimo, así como todo el organismo. “Baja las defensas, afecta  el sistema endocrino y cardiovascular, puede ocasionar diabetes, infartos y un malestar general que inhabilita en la vida diaria”, señala el director del INSM, Humberto Castillo.
Estos trastornos no solo afectan a la persona y a su entorno familiar, sino que tienen un impacto en la productividad del país.
La depresión afecta la productividad de las personas que la padecen y tiene un gran impacto en la economía del país. Castillo afirma que una persona sumida en un episodio depresivo, que dura alrededor de tres meses, deja de producir cerca de  S/.3.000.
Tratar una enfermedad mental, sin embargo, no es difícil si se tiene acceso al tratamiento. Pero existe otro obstáculo a combatir: el estigma social. Según el INSM, más del 50% de personas con trastorno mental no se atiende porque piensa que debe superar sola la enfermedad. “La gente se pregunta por qué es tan difícil superar una enfermedad mental si ‘todo está en la mente’, pero se olvida que la mente es la expresión funcional del cerebro”, añade. 
Presupuesto independiente
Para que el Estado implemente esta reforma falta tiempo y también recursos. Durante años la Dirección de Salud Mental del Minsa compartió un presupuesto limitado con otro grupo de enfermedades. Recién el año pasado se le asignó un presupuesto propio de S/.89 millones y un monto adicional para implementar el nuevo modelo de salud mental, con lo cual alcanzaron los S/.200 millones. “Este año cerraremos en S/.250 millones y está muy bien, pero si queremos que la reforma avance y haya resultados necesitamos una inversión anual de mil millones de soles”, dice Cutipé.

 

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