Nunca se le permitió ver la luz del día.
Cuando la encontraron estaba desnutrida y no tenia la menor idea de lo que era hablar.
La mantenía con un pañal y atada a una silla orinal, cuando era de noche su padre la dejaba en una bolsa de dormir, la ataba y la dejaba dentro de una jaula hecha de alambre y madera.
Tenía estrictamente prohibido emitir sonidos o hacer ruidos y si rompía esta regla su padre la golpeaba o le ladraba aparentando ser un perro un perro feroz detrás de la puerta, rasguñando esta última para asustarla, ni siquiera le enseñó a comer o ir al baño por si sola.
Su alimentación hasta los 13 años consistió en comida de bebé cereales y huevos cocidos.
Su habitación era un cuarto sellado sin ningún adorno en las paredes, no tenía acceso a radio, televisión ni a material didáctico.
A la edad de 13 años la niña solo entendía 20 palabras de las cuales la mayoría eran palabras cortas y negativas: como, para allá, ya basta y no.
A su hermano se le prohibió decirle palabra alguna.
Cuando la rescataron no podía ni caminar, estaba desnutrida severamente y no tenia desarrollo muscular por falta de actividad física, además evitaba a toda costa hacer ruido.
Se creía nunca iba a poder hablar, pero con el tiempo logró hablar, pero su capacidad era equivalente a la de un niño de 4 años.
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