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jueves, 23 de octubre de 2014

Agencia publicitaria desea darle respeto al cannabis.

   
Nota escrita por JESSICA BENNETT
Al entrar al azar aun dispensarío de marihuana en Colorado, se pueden ver barrotes metálicos cubriendo las ventanas. Letreros de vinilo pegados a las paredes. Hombres en sudaderas con capucha que dan la bienvenida desde atrás del mostrador. Incluso el acto de pedir el producto mismo es ligeramente absurdo. ¿Qué adulto que se respete puede entrar dignamente a una tienda y pedir "3 gramos y medio de Green Krack y un poco de Big Buddha Cheese, por favor"?
Pero esa experiencia está en vías de cambiar, gracias a una nueva especie de emprendedor en Colorado —joven, ambicioso y a menudo del sexo femenino— que trata de llegar a una clientela más sofisticada en todo, desde el lenguaje hasta los eventos sociales.
"Estamos descartando a los drogadictos", dijo Olivia Mannix, de 25 años, cofundadora de la compañía emergente Cannabrand, una agencia de publicidad dedicada a comercializar la marihuana. "Queremos mostrarle al mundo que las personas normales, profesionales y exitosas consumen cannabis".
Jennifer DeFalco y Olivia Mannix

Colorado se convirtió en el primero de dos estados de EE.UU en legalizar las ventas de marihuana recreativa este año, lo que preparó el camino para millones de dólares en ingresos fiscales y un nuevo tipo de consumidor.
Un fin de semana reciente, Mannix y su cofundadora, Jen-nifer DeFalco, fueron a Aspen a una sesión de lluvia de ideas sobre la marihuana.
La reunión fue anunciada como un "retiro para escritores", pero principalmente involucraba hablar sobre la marihuana y su consumo. Abordaron la marihuana comestible y los maridajes de sabores durante una comida preparada por Melissa Parks, chef entrenada en Le Cordón Bleu. Contemplaron híbridos de variedades y remedios herbales, con comentarios de un autodenominado "sommelier cannabis", así como los "ganga-preneurs" (emprendedores de la marihuana) que han acudido en tropel a Colorado desde que se volvió legal, no queriendo perderse la llamada fiebre verde.
Y hablaron de marcas: ¿cómo puede la industria de la marihuana deshacerse del estigma de marihuanos empedernidos?
Para empezar, les gustaría dejar de llamarla marihuana. Mejor decirle cannabis, el nombre científico de la planta. En lugar de "fumar", uno "consume" el "producto". Consumirlo puede hacerse con cierto decoro: un churro con aspecto refinado o quizá una pluma vaporizadora que se inserta fácilmente en una del bolsa o bolsillo.
El crossover cultural ya ha comenzado en el Estado. La Orquesta Sinfónica de Colorado llegó a los titulares noticiosos este verano cuando inició una serie de conciertos llamada "Classically Cannabis" (Clásicamente Cannabis) a la que melómanos de espíritu libre fueron invitados a llevar su propia hierba.
"Lo que pasa", dijo DeFalco, "es que la generación de posguerra fuma, las mamas dedicadas al hogar fuman, los ejecutivos empresariales fuman. Pero durante mucho tiempo, lo han hecho a puerta cerrada. Queremos sacarlos de las sombras".

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