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miércoles, 7 de enero de 2015

Perú estuvo listo para atacar a Chile si éste agredía a Argentina durante la guerra de las Malvinas

La participación peruana en la guerra de las Malvinas no solo se concretó a entregarle 10 Mirage V con su parque de misiles Exocet, obuses, bombas de 500 kilos y el concurso eventual de pilotos peruanos en determinadas acciones de bombardeo de unidades navales ingleses, sino que fue más extensa porque el Perú montó un dispositivo bélico para involucrarse en la guerra que contemplaba la participación de la Marina de Guerra, Ejército y FAP contra Chile, en caso éste, que públicamente apoyaba a Inglaterra, decidiera atacar a traición, por la espalda, a Argentina.
Los entretelones de este acuerdo fueron discutidos y aprobados en un encuentro realizado en Lima entre el presidente Belaunde con el contralmirante Roberto Nolla y el general Héctor Iglesias, representantes de las Fuerzas Armadas Argentinas y del jefe del gobierno militar argentino, Leopoldo Galtieri, y con presencia del embajador argentino en el Perú, Luis Sánchez Moreno.
La reunión se realizó el dos de mayo de 1982, el mismo día que el crucero argentino “Belgrano” fue hundido en el mar de las Malvinas, por torpedos del submarino atómico británico HMS “Conqueror”, fuera del área de exclusión de 370 kms2 impuestos por Inglaterra, en un hecho que fue condenado mundialmente, porque no se trataba de un destructor, sino de una de transporte cargada con 1,029 conscriptos, de los cuales murieron 323 y el ataque se había producido fuera del área de exclusión.
El hundimiento del “Belgrano” marcó el comienzo del enfrentamiento bélico abierto entre los dos países. A partir del dos de mayo se produciría una feroz respuesta argentina con los Mirage y Exocet que habían sido puestos en forma inmediata a su disposición. Los mortíferos “Exocet” disparados por la aviación peruana, con los colores argentinos, hundieron sucesivamente al destructor “Sheffield”, a los portacontenedores “Atlantic Conveyor” y Glamorgan” y dañaron gravemente al portaaviones “Hermes” y destructores “Glasgow” y “Exeter”, y con otro tipo de misiles mandaron a pique al destructor “Coventry”, fragatas “Antelope” y “Ardent” y los buques de desembarco “Sir Galahad” y “Sir Tristam”.

ACUERDO SECRETO
Paralelamente al viaje de los Mirage peruanos a Argentina, lo que ocurrió a fines de abril de 1982, a solo semanas de haberse registrado la ocupación argentina de las Malvinas y el país rioplatense soportaba una descomunal presión bélica inglesa, Perú procedió a ejecutar el acuerdo secreto para vigilar y actuar contra las fuerzas armadas chilenas, país entonces gobernado por el general Augusto Pinochet.
El presidente Fernando Belaunde Terry ordenó a la Marina movilizarse a la frontera con Chile y alistarse, en coordinación con el Ejército y la FAP, a atacar los enclaves militar chilenos en caso este país resolviera agredir militarmente a Argentina. La Marina cumplió con mover su flota al sur y emplazarse en alta mar en línea recta a Arica y Antofagasta.

¿De qué manera se movilizaron las otras armas peruanas en este dispositivo bélico? Es algo que no se conoce aún porque se mantiene en secreto.
El temor de una agresión chilena estaba determinado por la reclamación de este país de una porción de la Patagonia argentina que la reclamaba como suya. Ante la posibilidad de que se produzca, el gobierno militar de Leopoldo Galtieri, resolvió destacar gran parte de su ejército profesional a las líneas de frontera y mandar a las Malvinas un regimiento compuesto mayoritariamente por conscriptos, que no tenían formación militar de combate. A pesar de su inexperiencia, pelearon como los mejores y sucumbieron ante el mayor poder bélico inglés.



HISTORIA JAMÁS CONTADA DE LA GUERRA DE LAS MALVINAS 
TRIANGULACIÓN
El apoyo peruano a favor de la justa causa argentina llegó a niveles nunca antes registrados en el mundo, porque conforme lo han divulgado historiadores argentinos, uno de ellos Hernán Dobry, en su libro “Los rabinos de las Malvinas”, Perú firmó órdenes en blanco de compra de armamento para que Argentina adquiera en Israel las armas en las cantidades que necesitase. Este país, en una inteligente transacción aprobada por el primer ministro Menajem Begin e igualmente en clara adhesión a Argentina, satisfizo los pedidos entregando armamento en barcos pintados con los colores peruanos, para enviarlos al teatro de operaciones, previa escala en Perú.
Dobry revela que hubo otra operación de triangulación de compra de armas en Israel para Argentina, consistente en 23 aviones Mirage 3-C, fabricados en la década del ‘70 y que habían peleado en la “Guerra de los Seis Días”. Las naves fueron pintadas con insignias peruanas para que no se piense que iban para Argentina y los barcos argentinos que los recogieron también fueron pintados con banderas peruanas. Las naves no llegaron a usarse por falta de equipos.
“Se les dio lo que se podía. Pidieron aviones Mirage, Sukhoi, submarinos, buques, misiles, entre otras armas, y no se les envió los Sukhoi, pues el Perú era el único que los tenía en la región, e iba a quedar en evidencia que estaba ayudando a Argentina”, ha narrado en una entrevista periodística a un medio local el congresista Víctor Andrés García Belaunde, quien en 1982 se desempeñaba como secretario general del despacho del presidente Belaunde.


EN BUSCA DE EXOCET
La primera ministro británica, Margaret Thatcher, al borde de un ataque de nervios, ante la devastación que causaban a su Armada los Mirage V y Exocet peruanos, que en ese momento no se conocían sus verdaderas procedencias, presionó al primer ministro de Francia, Francois Mitterand, cuyo país era el fabricante de estas mortíferas armas, para que le entregue las claves de los Exocet, con el fin de inutilizarlos electrónicamente, bajo la amenaza de lanzar una bomba atómica sobre la ciudad argentina de Córdoba.
Mitterand no cedió porque en ese momento a Argentina solo le quedaba un Exocet y los que posteriormente usó eran peruanos y no argentinos y esto no lo sabía Francia.
La devastadora respuesta argentina al hundir siete naves británicas y dañar gravemente a otro tanto, incluido el portaaviones “Hermes”, agotó su parque de “Exocet” y otros misiles, por lo cual movilizó a su diplomacia y contrainteligencia para conseguirlos preferentemente en Francia, país que le había congelado la entrega de un lote de nueve “Exocet” en el marco de un contrato de venta de 14, de los cuales solo llegó a entregarle cuatro antes de la guerra.
La única alternativa que quedaba era obtener un lote de “Exocet” que Francia tenía pendiente de entregar al Perú y que éste al recibirlos, en una encubierta negociación de triangulación, debía enviarlos a Argentina. Pero la operación fracasó por la infidencia de un agregado militar argentino en Francia que tuvo la absurda y estúpida ocurrencia de preguntar a uno de los fabricantes franceses: “¿Cómo va lo de los Exocet para el Perú?” Los fabricantes congelaron el suministro de estos misiles al Perú.
Por la razones expuestas no es aventurado sostener que Argentina estuvo a punto de hacerse de la victoria, que le fue negada por la falta de parque aéreo y misilístico.

El día que un comando inglés sucumbió en el intento de destruir una base aérea militar en territorio argentino.


El plan contemplaba retirada por territorio chileno, donde el gobierno de Pinochet había garantizado recibirlos y evacuarlos de retorno a Inglaterra

Uno de los capítulos de la Guerra de las Malvinas que los ingleses mantienen en secreto al amparo de la decisión gubernamental que ordena considerar “top secret” todos los entretelones de su actuación en este conflicto, es la llamada “Operación Mikado” que terminó con la muerte de por lo menos ocho comandos ingleses en una fracasada misión en territorio argentino, con el objetivo de destruir la Base Aeronaval “Almirante Hermes Quijada”, en Río Grande, en Tierra del Fuego, en la zona austral.

El gobierno de la primera ministro Margaret Thatcher había llegado a la conclusión de que la única manera de detener la devastación de su flota naval por los Exocet, misiles y bombas de 500 kilos de los argentinos, era destruir los almacenes donde se guardaban estas mortíferas armas y los aviones que los transportaban, para lo cual ordenó lanzar una operación que los destruyera en el mismo territorio argentino. La base naval de Río Grande había sido identificada por la contrainteligencia inglesa como la base nodriza de estas armas.
Los ingleses, en última instancia, consideraban como objetivo mínimo de su operación destruir la planta de combustible de aviación “JP1” que abastecía a la flota aérea que hostigaba a su flota naval, con lo cual ésta no podría levantar vuelo nunca más.
Al momento del planeamiento de esta operación, los ingleses habían hundido el crucero argentino “General Belgrano”, cargado de conscriptos, con un saldo de 323 muertos y los rioplatenses en respuesta habían mandado a pique, con dos misiles Exocet, al destructor atómico “Sheffield”.
Los ingleses tenían información de que Argentina tenía al inicio de la guerra solo 5 Exocet y que dos los había utilizado para hundir el “Sheffield” con el empleo de naves “Super Etendard”, y que era urgente destruir los otros tres misiles y estos aviones.
Más tarde, Argentina añadiría los 10 “Mirages V” con su parque de Exocet y pilotos, proporcionados por Perú, con lo cual su potencia de fuego aéreo se convirtió en imbatible y sería determinante en el hundimiento de un total de siete buques y de daños graves en otro número igual.
El presidente norteamericano Ronald Reagan, al ser consultado por la Thatcher, estuvo de acuerdo con la operación, pero le advirtió que la incursión inglesa en territorio argentino provocaría la intervención de otros países latinoamericanos, como Venezuela y Perú, en particular este último que no disimulaba su solidaridad con Argentina e intervendría contra Chile por su condición de aliado de los ingleses.

PLANES INGLESES

Dos planes fueron elaborados y experimentaron ensayo preliminar en las montañas de Escocia: el aterrizaje de 25 comandos SAS en dos aviones C-130 Hercules directamente sobre la pista de Río Grande; y la infiltración de 24 SAS en botes inflables transportados hasta pocas millas de la costa en un submarino. Los dos planes fueron duramente cuestionados por los propios SAS que los calificaron de misión suicida.

La misión secreta bautizada como “Mikado” recayó en los comandos del escuadrón B del Special Air Service (SAS) británico que debían ser transportados en helicópteros, descender en la base naval de Río Grande, con la misión de destruir los misiles, los aviones Super Etendard, matar uno a uno a los pilotos y refugiarse en Chile que fungía como “territorio neutral”, que nunca lo fue en el conflicto de Las Malvinas, con la excusa de un desperfecto técnico del helicóptero.

Luego de los reajustes respectivos, el 18 de mayo de 1982, el general Peter de la Billiere, jefe del SAS, dio inicio a la operación al enviar un helicóptero, una dotación de comandos, al mando del teniente Hutchings, a bordo del helicóptero Sea King ZA-290, con un grupo de 3 soldados de élite, debidamente armados y con equipos de comunicación satelital y transportados por el HMS Invincible.

Debían descender en las proximidades de la base de Río Grande, donde estaban los Super Étendards con sus Exocets, para observar sus movimientos y preparar la llegada de dos Hercules con 50 comandos que destruirían esa base clave de la ofensiva argentina contra Inglaterra. Después irían a Chile, donde el gobierno de Augusto Pinochet había garantizado recibirlos y evacuarlos.


“Exocet” eran el terror de naves inglesas

 Reagan le advirtió a Thatcher las secuelas de su operación secreta. Destructor “Coventry” hundido por Exocet argentinos.
Pero, no contaban con la sapiencia argentina que preveía la ocurrencia de una incursión de comandos ingleses. Sus radares detectaron al helicóptero inglés cuando éste se encontraba a 20 Km. de la base argentina. Los radares de la nave inglesa también se dieron cuenta que habían sido descubiertos.
Hutchings decidió cancelar la operación, se dirigió directamente a Chile, descendió en el paraje denominado Canadá de los Ciervos, de la bahía Agua Fresca, a 26 kilómetros de la ciudad de Punta Arenas, donde destruyeron el helicóptero y se entregaron a las autoridades chilenas y luego retornaron al Reino Unido en un vuelo regular de Santiago de Chile a Londres. El Ministerio de Defensa británico oficialmente declaró que el helicóptero debió hacer un aterrizaje de emergencia debido a fallas técnicas.

ÚLTIMO INTENTO

El mando militar inglés resolvió hacer otro intento y mandó una escuadra de ocho comandos del escuadrón “D” del SAS a bordo de un helicóptero Sea King, transportado por el HMS Invincible para hacer la misma misión de reconocimiento que no pudo cumplir Hutchings en la primera misión, luego de lo cual seguiría el descenso de los 50 comandos para destruir la base naval.
Pero la nave, aparentemente, luego de haber iniciado las primeras observaciones, porque según los radares argentinos, había conseguido descender y vuelto a elevarse, se esfumó, sin reportarse al “Invincible” y al otro helicóptero Sea King que servía de paraguas de su misión.
El reporte del almirantazgo inglés se remitió a señalar que el helicóptero se precipitó al mar y sus ocho ocupantes murieron cuando participaban en una operación de traslado de personal del SAS de un barco a otro en el Atlántico Sur. Lógicamente, la verdad era otra.
Pero, este segundo revés no amilanó al almirantazgo inglés, pues inmediatamente lanzó un tercer intento, luego del hundimiento con misiles “Exocet” de los destructores “Coventry” y “Atlántic Conveyor, este último con 20 helicópteros a bordo, registrado el 25 de mayo.

La nueva operación estaría a cargo del submarino de la clase Oberon que tendría la tarea de infiltrar 24 comandos SAS en Tierra del Fuego mediante botes inflables Gemini, incluso se realizó un ensayo en aguas del capturado estrecho de San Carlos en las islas Malvinas.
El almirantazgo argentino fue informado por su servicio de contrainteligencia de esta operación y resolvió reforzar la base argentina con tres batallones de infantería de marina y dotaciones de helicópteros artillados, con la resuelta decisión de esperarlos y liquidarlos en la misma playa.
Pero, el gobierno inglés ordenó a su almirantazgo cancelar esta operación, ante lo cual el cuartel general de la SAS estacionado en Hereford, ordenó a sus súbditos retornar de inmediato.

Aviación Peruana tuvo participación decisiva en ataque a naves inglesas en las Malvinas

La participación de la aviación peruana en la guerra de las Malvinas, ha sido reconocida por Argentina como decisiva y determinante y aun cuando oficialmente se insiste en señalar que la ayuda consistió solo en proporcionarles 10 aviones Mirage de la clase V con sus dotaciones de misiles Exocet, extraoficialmente se conoce que el concurso peruano fue mayor e incluyó su concurso activo en la demoledora ofensiva aérea argentina contra la armada inglesa en los meses de mayo y junio de 1982, en que se desarrollaron los más fieros combates.
Meses después del acontecimiento bélico, las fuentes castrenses peruanas y argentinas mantuvieron en secreto los pormenores de la participación peruana, pero luego de la del ‘90 revelaron algunos importantes detalles, sin llegar a la parte referida al ingreso peruano en los combates. Pero como no hay secreto que se guarde 100 años, han sido expuestos a la luz pública algunas señales confirmatorias de que sí hubo involucramiento del Perú en la lid.

Una de estas evidencias, mantenida un tiempo en discreta reserva, que ahora se muestra a los visitantes de la Base Aérea de La Joya, de donde partieron los Mirage M5-P, es una placa recordatoria de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), que a la letra dice: “Guerra por las Malvinas. Ataque a Fragata tipo 21 en posición al NE de Puerto Argentino. Aviones: Mirage V. Unidad VI Brigada Aérea (a la que se integraron las naves peruanas). Fecha: 1° de mayo de 1982. LA FUERZA AÉREA ARGENTINA A LA BASE AÉREA MILITAR DE LA JOYA EN RECONOCIMIENTO”. Más claro no canta el gallo.
En espera de que se cumpla el dicho popular: “las cosas irán cayendo por su propio peso” para traducir que la verdad completa terminará por salir a flote, lo divulgado hasta la fecha es un indicador grandilocuente de la auténtica solidaridad en el combate que deben practicar pueblos hermanos, cuando uno de ellos confronte eventualidades en los que se juegue su soberanía o su destino como nación.

EL COMIENZO

Argentina, al comienzo de las acciones, evaluó que su aviación militar conformada por dotaciones de Super Etendard, antiguos Mirage 3, Dagger, no tenían mayor autonomía de vuelo ni capacidad para desplazarse hasta las islas, con excepción de su flota de A-4B Skayhawk, que era pequeña e insuficiente, y resolvió pedirle ayuda al Perú. El pedido estaba fundado en la entrañable amistad cultivada desde las batallas por la independencia americana, entre las dos fuerzas armadas y de manera particular por sus aviaciones respectivas.
El pedido fue hecho al presidente Fernando Belaunde Terry, quien ejercía su segundo gobierno, y éste con su primer ministro, Manuel Ulloa Elías, resolvieron darle curso inmediatamente y convocaron al comandante general de la FAP, Hernán Boluarte y le consultaron qué posibilidades había para proporcionarle naves equipadas a Argentina en forma inmediata.

Belaunde Terry tenía un poderoso ascendiente en las Fuerzas Armadas, a pesar de la ingrata experiencia de haber sido depuesto antes del término de su primer gobierno por el golpe de Estado del general Juan Velasco, porque en esa primera gestión fortaleció la capacidad disuasiva de la FAP y había adquirido 36 Mirage V franceses, los que terminaron por llegar al Perú en los años 1968 y 1969, en pleno gobierno velasquista. FBT, en su segunda gestión, estaba impulsando una nueva compra, esta vez de 26 aviones Mirage 2000.

El propio Boluarte narraría años después que la respuesta de la FAP fue positiva y manifestó que lo correcto sería entregar 10 de los 36 Mirage M5-P con sus equipos completos, y no más, porque el vecino del sur se encontraba en plena carrera armamentista y debíamos estar en guardia. El acuerdo fue sellado con la promesa de reponer los 10 Mirage V con la compra de los nuevos Mirage 2000.

A LAS MALVINAS

A mediados de abril, la Base Aérea de La Joya (Arequipa), cuyo jefe era el Mayor General FAP Gonzalo Luza, recibió los 10 Mirage M5-P procedentes del Grupo Aéreo N° 6 de Chiclayo, donde tenían su base de permanencia, para proceder cuanto antes a enviarlos a la zona de combate. Las naves peruanas fueron remozadas, sus colores peruanos fueron reemplazados por argentinos y aproximadamente en la cuarta semana de abril, a tres semanas de haberse producido la ocupación argentina de las islas Malvinas, partieron a su destino.
Eran los mejores aviones de combate de la FAP e ideales para atacar objetivos marítimos. Poseían misiles teledirigidos AS-30 con alcance de 15 kms y cañones de 20 mm. dotados de balas con cabezas explosivas, respetable autonomía de vuelo gracias a sus especiales tanques de combustible. Tienen una velocidad de 2,400 kms. por hora, dos veces la velocidad del sonido y podían ser equipados con misiles Exocet y en general con obuses y bombas de 500 kilos.

Los pilotos a cargo de las naves fueron: Ernesto Lanao, César Gallo, Augusto Mengoni, Pedro Ávila, Gonzalo Tueros, Pedro Seabra, Mario Núñez del Arco, Marco Carranza, Augusto Barrantes y Rubén Mimbela. La escuadrilla partió a su destino acompañado de una nave madrina, un L-100, similar al Hércules, pilotado por los mayores Dociteo Aliaga y Silva Aliaga, con una dotación de decenas de técnicos y mecánicos y toneladas de equipos de mantenimiento.


En otras naves, fueron despachados los misiles Exocet, obuses, bombas, municiones y tanques de combustibles para los Mirage V.
Para no ser detectados por los radares chilenos de Iquique y Antofagasta que espiaban al servicio de Inglaterra, las naves debieron elevarse por encima de los 33,000 pies de altura, con radios apagados. Hicieron escala en Jujuy y luego siguieron hasta en Tandil, donde fueron recibidos por el entonces mayor general (hoy teniente general (r) FAP Aurelio Crovetto, que llevaba varios días trabajando allí junto al coronel FAP Gonzalo Arenas y mayor FRAP Carlos Portillo, quienes debían instruir a sus colegas argentinos en el conocimiento de las naves.
El resto es historia conocida. Los Mirage con sus mortíferos Exocet hundieron al destructor HMS “Sheffield”, a los portacontenedores HMS “Atlantic Conveyor” y HMS “Glamorgan” y dañaron gravemente al portaaviones HMS “Hermes” y destructores tipo 42 “Glasgow” y “Exeter”. Otras naves destruidas con otro tipo de misiles fueron: destructor “Coventry”, fragatas “Antelope” y “Ardent” y los buques de desembarco “Sir Galahad” y “Sir Tristam”.



Las verdaderas bajas humanas y materiales sufridas por el Reino Unido y que se empeña en ocultar en la Guerra de las Malvinas

 Tuvo 1.029 muertos y no 255 como extraoficialmente ha difundido y un total de 31 buques y 45 aeronaves destruidas, averiadas y puestas fuera de combate

El gobierno inglés, al amparo de su disposición gubernamental que declara secreto de estado hasta el 2072 los entretelones de su actuación en la Guerra de las Malvinas, se niega a revelar el real número de sus bajas humanas y materiales entre el 22 de abril de 1982, en que hicieron su primer desembarco en las islas Georgias, hasta el 14 de junio, cuando los argentinos optaron por rendirse.
Pero investigadores argentinos e ingleses han establecido que el gobierno inglés experimentó 1.029 bajas humanas y el doble de heridos, cifra que dista de los 255 fallecidos y 777 heridos que extraoficialmente reconocieron algunas fuentes inglesas.


Por otro lado, una verdadera incógnita constituye el número de chinos enrolados de Hong Kong que perdieron la vida mientras se desempeñaban como tripulantes de varias de las embarcaciones hundidas.
Asimismo, tuvieron un altísimo revés en pérdidas materiales: 31 embarcaciones, entre destructores, portaaviones y lanchones de desembarco, que fueron destruidos o dañados y 45 naves aéreas, entre aviones Harrier y helicópteros Sea King-2, entre otros, algunos derribados y otros dañados.
Los investigadores han ido más allá y concluido que el Reino Unido estuvo a punto de perder la contienda y si esta no se produjo fue por el descarado apoyo a Inglaterra que le brindaron la OTAN, EEUU y la mayoría de países europeos, con excepción de Italia e Irlanda, que aplicaron sanciones económicas a Argentina, incluido el bloqueo de cualquier entrega de armas, en particular misiles Exocet, con lo cual privaron al país rioplatense de la oportunidad de vencer a la potencia neocolonialista.

RECURSO EXTREMO

Si Gran Bretaña hubiera sido puesta en la disyuntiva de perder la guerra, es otra conclusión de las investigaciones, no habría vacilado en lanzar una bomba atómica contra una ciudad argentina, que debía ser Buenos Aires o Bahía Blanca o Córdova.
En prueba de ello se ha comprobado que varios submarinos atómicos ingleses se emplazaron a 12 millas de las costas de las citadas ciudades con la misión de repetir lo que hizo EE.UU. contra Hiroshima y Nagasaki cuando estuvo a punto de perder la contienda contra Japón y con este recurso la volteó a su favor.
Las Fuerzas Armadas inglesas fueron duramente castigadas no solo por el resuelto espíritu de combate de los argentinos, sino también por los fenómenos de la naturaleza. Muchas de las pérdidas de aviones, fueron producidas por el mal tiempo e incluso por las aves marinas, como los albatros, uno de los cuales ingresó por una turbina y bloqueó el motor de un Sea King, debido a lo cual este cayó al mar de las Malvinas.
El Reino Unido, se puede decir, ingresó a la guerra el 22 de abril con el pie izquierdo, es decir perdiendo desde el primer día, al sufrir la baja de dos helicópteros Wessex que se estrellaron en el sector Fortuna Glacier, al sur de las islas Georgias.

Al día siguiente continuó su mala racha, al caerse otro helicóptero Sea King en la isla de Ascensión y entrar en combate de mala manera. Artilleros argentinos repelieron a una escuadrilla de Harrier y derribaron a dos de ellos.
Este día fue fatal para los ingleses, porque una escuadrilla de aviones argentinos, en represalia, lanzó un feroz bombardeo contra los buques ingleses Arrow, Exeter, Glamorgan, Hermes y Alacrity, sin hundirlos, pero ocasionándoles daños diversos y un saldo de 9 ingleses y un número indeterminado de tripulantes chinos muertos.

CASTIGO DE ARGENTINA

El 5 de mayo se produjo el golpe más severo contra Inglaterra. Sucesivos ataques argentinos contra la flota inglesa, determinaron el hundimiento del destructor atómico Sheffield.
La mala racha continuó el 6 de mayo, cuando dos aviones Sea Harrier del portaaviones Invincible se estrellaron por mal tiempo en la isla Soledad.

El 12 de mayo fue igualmente un día desfavorable para los ingleses. Bombas argentinas pusieron fuera de combate al HMS Glasgow y dañaron al Brilliant y un helicóptero Sea King se precipitó a tierra por fallas de turbina.
El 17 de mayo otro Sea King se pierde en el mar y un Sea Harrier se cae por fallas técnicas. El 18 de mayo otro Sea King fue averiado por un albatros que en pleno vuelo ingresó a su motor y causó su caída cerca de Punta Arenas, aunque la FAA se adjudicó su derribamiento.
El 21 de mayo, la aviación argentina, que ya lucía en sus filas los Mirage V peruanos con sus Exocet, hundió el Arden con un saldo de 22 bajas y puso fuera de combate a Argonaut, Amtrim, Brilliant, Lynx y causó serios daños al HMS Broadsword, a la vez que desde tierra la artillería argentina derribó un Harrier.

El 22 de mayo, un Harrier que atacó con misiles el BA Río Iguazú recibió su propia medicina y se retiró humeante.
El 23 de mayo un Harrier explotó al levantar vuelo del portaaviones Hermes y el HMS Antelope es un hundido por certeros Exocet.
El 24 de mayo fue otro día fatal para los ingleses. La aviación argentina causó graves daños a los HMS Sir Lancelot, Sir Galahad, Sir Bedivere y Fearless, donde hubo un número alto de bajas entre sus 500 tripulantes y 300 soldados que debían ser desembarcados en San Carlos.

Al día siguiente, la ofensiva argentina fue más inclemente e impactó con Exocet al HMS Coventry, que se hundió dando vueltas de campana en 15 minutos y al portacontenedores Conveyor, cuya tripulación estaba conformada mayoritariamente por chinos. También dejaron fuera de combate a los reparados Broadsword y Sir Lancelot y dañaron al Alacrity y Yarmouth.
El 27 de mayo fue derribado un Harrier en Pradera del Ganso, el 28 de mayo dos Harrier tuvieron el mismo fin en Darwin y el 29 de mayo se perdió un Harrier del Hermes, en una salida nocturna. El 08 de junio son definitivamente destruidos los reparados Sir Galahad y Sir Tristam y el lanchón Foxtrot, (en el que mueren decenas de tripulantes chinos) y puestos fuera de combate los HMS Avenger y Playmouth en Bahía Agradable.
Falta espacio para reseñar una lista larga de demoledores golpes argentinos. La constante de la Guerra de las Malvinas fue que la iniciativa de combate estuvo del lado de Argentina y no pudo ser mantenida por déficit de parqué bélico y cargamontón internacional de la OTAN y EE.UU.



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