Desde el "éxito" del Reino Unido hasta los conflictos
en África, son cuestiones que el escritor estadounidense Robert D.
Kaplan explica a través de la geografía que, en su opinión, predetermina
en gran parte el futuro de los países.
A pesar de que las fronteras entre los países
se están borrando y las distancias se hacen cada vez más cortas, la
geografía sigue teniendo un papel primordial para el futuro de
los países, opina el escritor Robert Kaplán en su libro 'La venganza de
la geografía' ('The Revenge of Geography'), analizado por el portal
Afisha. En
su obra, el autor ofrece una revisión histórica de los conceptos
geográficos de los últimos 150 años y a continuación incluye las
características de países clave de nuestro planeta.
El fantasma de Europa Central
Tras las Revoluciones de 1989 en Europa del Este, muchos
intelectuales europeos soñaron con el renacimiento de Europa Central,
aproximadamente dentro de las fronteras del antiguo Imperio
austrohúngaro. Sin embargo, lo que ocurrió en su lugar fue una guerra
que llevó a la división entre los relativamente ricos países del
noroeste y el relativamente atrasado sudeste. La causa fue el hecho de
que la región de Europa Central no existe, por lo cual tampoco existen
condiciones para su unidad con base voluntaria, y no imperial. Al
contrario, en esta región se produce una eterna división entre la vía
marítima hacia el oeste y la vía terrestre al este.
La bendición de Gran Bretaña
Inglaterra llegó a ser el líder europeo y una potencia mundial
gracias a su ventajosa posición geográfica. Gran Bretaña es una isla,
por lo cual es un territorio mucho más seguro que los países
continentales. La seguridad y la falta de necesidad de una mano dura han
sido las condiciones de su prosperidad. Al mismo tiempo, la isla está
situada cerca de Europa continental por lo cual no está aislada y puede
participar plenamente en la política continental.
La maldición de África
La pobreza de África tiene su origen no solo en las condiciones
climáticas sino también en las desventajas geográficas. La costa del
continente es muy larga, pero casi no tiene puertos naturales y golfos,
lo cual impide el desarrollo de la navegación. La mayoría de los ríos
que proceden del centro del continente no son navegables, lo cual
resulta en el aislamiento de los territorios centrales de la costa. En
el norte, el Sáhara siempre ha sido un obstáculo insuperable, que
impidió el contacto con la cultura mediterránea. Todos estos factores
han tenido como resultado la ralentización del desarrollo del
continente.
El islam y el desierto
El islam nació lejos de las zonas de influencia de la cultura
helénica y la sánscrita, en un territorio árido, lo cual significa que
al papel principal lo tenían los habitantes de ciudades y de los oasis,
que principalmente eran comerciantes, y no campesinos como en los valles
fértiles. Lo que necesitaban los comerciantes para la supervivencia no
eran condiciones meteorológicas ventajosas, que se podían atribuir a los
dioses paganos, sino un comportamiento ético y honestidad. Por esta
razón, en esta región se dieron unas condiciones particulares para el
desarrollo de una religión ética, como el islam, y el alejamiento del
paganismo que no tenía sentido en el desierto.
La división errónea de América
Kaplan opina que la división formal de América en América del Norte y
del Sur tiene poco significado en la práctica. La verdadera frontera
pasa por la selva amazónica y las montañas en el occidente, que separan
el mundo caribeño, el verdadero centro del hemisferio, del aislado sur.
En este sentido, América del Sur se parece a África que de hecho
comienza al sur del Sáhara, mientras que su costa norte pertenece al
mundo europeo-mediterráneo.
La Europa de Carlomagno
Europa es una región de grandes ventajas, ya que dispone de una costa
muy extensa con un gran número de regiones separadas que favorecían la
diversidad cultural, y ríos cómodos para la navegación. No obstante, a
pesar de varios siglos de desarrollo, el centro económico y cultural de
Europa sigue estando en el mismo lugar que el centro del Imperio de
Carlomagno, en el oeste de Alemania, este de Francia y Benelux.
China como el centro del mundo
China, al igual que Europa, dispone de importantes ventajas
geográficas. Se trata de una potencia a la vez terrestre y marítima,
cuyo centro cultural se encuentra en las tierras fértiles de la costa,
donde ahora vive la mayor parte de la población. Al mismo tiempo, los
territorios poco poblados del oeste se han convertido en la fuente de
muchos recursos importantes, así como el camino al oeste. Ahora, China
está orientada tanto hacia la estepa de Asia Central como el Océano
Pacífico, pero lo que no le permite convertirse en una potencia marítima
plena de escala mundial es Taiwán, situado enfrente de la China
continental. Si China tomara Taiwán bajo su dominio, podría controlar la
mitad del mundo.
La India
La India intenta alcanzar a China, pero sigue atrasada, y esto se
debe a su geografía. Aunque la mayor parte del territorio está protegida
por el mar y los Himalayas, el noroeste durante muchos siglos ha sido
una fuente de amenaza, principalmente de carácter islámico, lo cual
frenaba el desarrollo del país. Hoy en día, símbolo de esta amenaza son
Afganistán y Pakistán. Al mismo tiempo, a la India le faltan unas
comunicaciones cómodas entre el norte y el sur, lo cual ha causado una
división cultural y ha llevado a la subordinación de las zonas costeras a
las campañas europeas y de las indias orientales.
Estados ilógicos del mundo musulmán
Por un lado, la existencia de países como Siria, Irak y Yemen se pudo
predecir ya desde la historia temprana del Califato. No obstante, el
propio Irak está dividido en tres partes prácticamente iguales, la
sunita, la chiita y la kurda, y esta es la razón que explica la
inestabilidad del país. Jordania es una zona parachoques entre otros
países árabes e Israel. Arabia Saudita, a su vez, está formada sobre la
unidad de la familia gobernante, aunque en realidad no es más que una
red de oasis. Libia consiste en dos partes que tienden hacia Túnez y
Egipto. Finalmente, Afganistán es un país completamente artificial desde
el punto de vista geográfico, lo cual fue el origen de sus problemas.
Los líderes de la región seguirán siendo Irán y Turquía, países cuyas
fronteras se pueden distinguir incluso en un mapa físico.
Túnez y la civilización cartaginesa
No fue una casualidad que la Primavera Árabe comenzara en Túnez, ya
que este país siempre ha sido el más progresista de África del Norte y,
por lo tanto, sus ciudadanos siempre han sido más exigentes con las
autoridades. Esto no comenzó después de la retirada de los franceses ni
en la Edad Media, sino mucho antes, ya que hoy en día la parte más
desarrollada de Túnez es prácticamente el mismo territorio que quedó
bajo la influencia de Roma tras la victoria sobre el Estado púnico en el
siglo III a.C.
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